Aquí si todo tiempo pasado fue mejor. La educación empezaba en casa. Nuestros padres estaban atentos a todos nuestros movimientos y siempre vigilantes de lo que hacíamos. Desde niños, lo recuerdo muy bién, los consejos diarios de respetar a los mayores, saludar atentamente al vecino y dedicarnos siempre al estudio. No faltaban por supuesto las "mataperradas" pero, en el fondo, eran algo asi como probar qué sucedía si infringíamos las reglas. El resultado era siempre una lección que acatábamos para siempre.
Hay un reglamento en los ómnibus y que vemos se va a aplicar en el nuevo sistema a inaugurarse pronto. Se ha establecido un lugar RESERVADO para minusválidos, mujeres con embarazo o con niños en brazos y ancianos. Generalmente esos asientos son los que están sobre las ruedas, es decir, adaptados de cualquier forma y muy difíciles de acceder. Con decirles que ni los viajeros comunes se desean sentar sobre ellos. Qué falta de criterio y sensibilidad. ¡Lo peor, para los que físicamente están en malas condiciones!.
Los contemporáneos con nosotros, recordarán que antaño se cedía el asiento a las damas. Las personas mayores de edad no tenían que preocuparse al subir al ómnibus porque, si iba lleno, inmediátamente había alguien que les cedía su lugar o asiento. Existía la cortesía y gentileza. Las damas, agradecían con un gesto agradable o una sonrisa. En el colegio, siempre a la hora de entrada y en el patio de formación, el Director recordaba sus deberes a los educandos, dentro y fuera del colegio. Ellos daban el ejemplo.
A nuestro retorno a casa abordamos uno de estos servicios y, dada nuestra condición de mayores de edad, solicitamos un asiento en especial para mi dama. Muy cómoda viajaba una señora y su joven hija al costado sin importarle la solicitud. Insistimos y su respuesta fue que le había pagado el pasaje y que fuéramos a los asientos reservados. Más atrás, descubrimos que el joven padre de esta familia insensible, "dormía" ajeno a lo que acontecía en el carro. La niña lucía sus galones y uniforme escolar muy condecorada. ¿De qué?.
Todos los caballeros viajantes "dormían" a placidez. Qué grandes actores para simular que estaban en brazos de Morfeo. Jóvenes universitarios, parejitas de enamorados con besuqueo y todo. Una calamidad de educación. Ese es nuestro Perú. Son los que tendrán que sacar la cara por la Patria en caso de algún suceso bélico. Pero ¿qué es para ellos la Patria?. Un servicio militar a la fuerza y bajo ciertas condiciones de favor a través de una Ley. ¿No es entregar la vida por sus compatriotas?. ¿Por las mujeres y los ancianos?.
Si no lo hacen en un ómnibus con un simple ceder de asientos, menos lo harán en una guerra. Si no hay amor ni respeto por sus semejantes, por quién van a pelear. ¡Guerra perdida!. De nada sirven las armas bélicas si no hay voluntad para los suyos. Un ómnibus es muestra de nuestra realidad. Gente joven cansada y desanimada. Insensible y egoísta. Floja e irrespetuosa. ¿Podrán ser soldados alguna vez?. A la fuerza sí. Pero la derrota está fija. No tienen por quién pelear ni defender. ¡Qué dificil será vencer!.Gracias.
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