Doña Ufemia Béjar |
Somos testigos de cómo se prodigó para darle sustento a sus hijos. Velar por su educación y, lo más loable, ser madre y padre por mucho tiempo de aquellos pequeños, hoy convertidos en buenos ciudadanos y como ella, excelentes conductores de cada hogar. Puro pundonor y sacrificio. Hace 37 años que conocemos su calidad de mujer y el temple heredado de sus ancestros cusqueños. Amanece el día y hace frente al frígido clima, para abrir las puertas de su negocio al servicio de la vecindad. En este afán, no tuvo ni tiene vacaciones.
Hemos visto crecer a sus vástagos, cuatro en total. Tres mujeres y un varón. Nelly, Margot y Marisol, todas inyectadas por la fuerza laboriosa de Ufemia Béjar. Con carrera profesional y nacidos con el bichito de los negocios. Herencia de esta señora nacida para el trabajo. Guiner, es el que la engríe y conoce sus secretos. Es el único soltero y hecha la culpa de ello a su entrega a la computación. Es un experto en esta materia cibernética. Además, se da el tiempo de reemplazarla en la atención a su numerosa y variada clientela.
En sus años primeros en esta gran ciudad de Santa Isabel, eran constantes sus viajes en busca de mercadería para ofrecer a sus clientes. Nada la detenía y con el pensamiento de salir adelante, enfrentó todos los obstáculos y los venció. Es una buena creyente católica y cumple con fidelidad los conceptos cristianos. No hay enfermedad que la detenga para cumplir con su fe. Ha sabido salir con suerte de una dificil operación y en base a su carácter indomable, se recupera con la fuerza de su estirpe incaica.
Ama al Cusco, su tierra y la pondera con sano orgullo. El famoso cuadro del Cienciano, cautiva su atención cada vez que enfrenta a sus rivales. Es una dama que no sabe perder. Vehemente y retadora a los años que no pueden con ella. Los vence fácilmente y, en medio de alguna vicisitud, se ha levantado victoriosa y es un ejemplo para sus nietos y que, tan igual a sus progenitores, obtienen títulos profesionales y están preparados para enfrentar la vida. Sentimos verdadera satisfacción de tenerla como una dilecta vecina.
Para completar esta reseña y como corolario a más de 37 años de convivencia, debo manifestar que Doña Ufemia Béjar Marocho, encontró en Américo Herrera, la pareja ideal para cumplir el resto de sus días. Un gran amigo y al que le guardamos especial estimación por sus dones de buena gente. Nos ha acompañado en muchas jornadas musicales y es un experto conocedor de todas las rutas. En pareja, conocen las vías que nos llevan a vivir en Paz y Armonía. ¡Saludos Sra. Ufemia!. Una gran vecina en Santa Isabel. Gracias.
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