Al despertar de esta mañana y agradecer a nuestro Dios por permitirnos seguir en la brega, nos iluminó la idea de dedicar una reseña de agradecimiento a Santa Rosa de Lima. Existen varios motivos. Un primero para saludar a los policías de mi querido Perú y en especial, al contingente de la urbanización Santa Isabel de tan excelente desempeño. Mi homenaje a su sacrificio en aras de cuidar el órden público, misión tan difícil en cuanto las manifestaciones políticas se hacen presentes. Cuando las "barras bravas", equivocadas en su deportiva conducta, nos hacen comentar hechos bochornosos y, la delincuencia, ese flagelo que crece inflado por el irresponsable periodismo que lo magnifica y lo convierte en centro de la atención ciudadana.
Tte. GC. Angel Serván Ch. |
La Benemérita Guardia Civil del Perú, llegó allá por los años 20 del anterior siglo. Se fundó respaldada por el prestigio y experiencia de una institución que creció en muchas ciudades del mundo: la Guardia Civil de España y que enviara una misión con el lema "El Honor es su Divisa" y cuya primera promoción fundadora supo encarnar con convicción y respeto. Tengo el orgullo de que mi padre, el Teniente Don Angel Idelfonso Serván Chuquivala, perteneciera a tan brillante y honesto contingente. Evoco esos Altos Honores que se le rindió, cuando, al llamado de Dios, partió al lugar de los Justos y desde donde nos ilumina para imitarlo.
Un segundo motivo de agradecimiento a nuestra Santa Limeña, es siempre en agradecimiento por velar y ser guía permanente de nuestras queridas Enfermeras de la Salud, aquellas que tienen la religiosa misión de suplir a la familia en la atención a los enfermos. Rosa de Lima les dio el ejemplo y de allí que esta fecha dignifica su entrega y bondad. En dos oportunidades que nuestra salud provocó fuéramos internados, una en el llamado Hospital del Empleado por los años 60 y la de hace dos años, en el Hospital Sabogal del Callao donde, con fe en Dios, me rehabilité gracias a sus cuidados y a mi oncóloga la Dra. Patricia Pimentel Álvarez.
El 30 de Agosto es fecha para agradecer y orar por las enfermeras y policías. Pedir para que ellas y ellos cumplan sus deberes, a la altura de sus sagradas misiones. Pedirle al Todopoderoso los alumbre con su luz de bondad para que, llegado el momento de acción, dejen muy en alto sus instituciones. Respetemos al señor Policía y comprendamos su labor. No los afectemos, generalizando críticas, por culpa de uno o dos equivocados. Hay que alentarlos porque luchan contra la delincuencia superando sus modestos ingresos económicos. De igual manera, a nuestras queridas damas de blanco, hoy, con uniformes de otro color, pero firmes en el sagrado deber.
¡Linda foto de Juanita, nuestra hija! |
Ya he manifestado que creo en la existencia del Angel de la Guarda. Está siempre en nuestras oraciones de bienvenida y despedida al día. Cuando niño, tomó la forma de un soldado de nuestro ejército y evitó que pereciéramos arrollados por el tranvía. En estos largos años de mi vida, de cuantas y mil maneras se habrá encubierto para darnos su protección. Un 30 de Agosto de 1959, ya casados en cristiano matrimonio del catolicismo que practicamos, llegó del cielo un angelito que llenó nuestra soledad y se convirtió en nuestra hija mayor. Tenía más de un añito y era nieta de mi suegro. Se quedó para siempre y hoy evoco la fecha.
Juanita, mi querida hija de la que les hablo, es nuestro Angel de la Guarda. Es el premio mayor de nuestras vidas y hablo en nombre de mi esposa Antonieta y sus hermanos Zoila Gabriela y Juán Carlos. Tengo tres hijos maravillosos, todos guardianes de esta salud deteriorada y que, gracias a su amor filial, me permiten haber ingresado a este mundo de las comunicaciones modernas. El 30 de Agosto, Día de Santa Rosa de Lima, es fiesta en mi corazón. Porque existe el Angel de la Guarda y no hay regalo que pueda compensar tanta bondad y esfuerzo. Gracias Juanita por obsequiarnos tu vida y gran amor. ¡Muchas Gracias!.