Santo Milagroso Señor. |
Una de las más entusiasta es "chola". Asi es conocida mi amiga Verónica Hernández y con otra entusiasta vecina llamada Laura, me comprometieron para ser el animador de esta oportunidad. No es la primera vez que lo hacemos. Recuerdo una vez en la que proporcionamos nuestros equipos de sonido, hicimos música con los Teclados, hubo canto, actuación de espontáneos y "Los Narcisos" quedó muy bien. Acostumbrados desde 1954 a través de Radio Victoria con estos actos celebratorios, no tuvimos problema alguno.
Mi colega locutor y vecino Hamilton Zevallos Trujillo, que vive en "Los Sauces", me comprometió el año pasado para, a dúo, expresarnos en nuestro sentir católico. Era su calle. Pero ocurrió una sorpresa muy, pero muy desagradable. Una equivocada vecina, impetuosa por lucirse ante el Señor, justo cuando íbamos a intervenir, nos despojó del micrófono. Además de descortesía, demostraba algo que el Cristo Crucificado, de seguro, no aceptó. Nos quedamos con las ganas y este año lo comprometí a mi calle.
No me quiso aceptar y arguyó como disculpa la experiencia pasada. Daban ya las 9 de la noche y se sentía el sonido de la Banda musical acompañante. Rogaba para mis adentros que lo pasado un año antes, no volviera a suceder. De pronto, mi amiga "chola" llegaba a mi hogar para indagar por este locutor. Habíamos salido a una gestión pero estábamos atentos y prestos para el homenaje. La verdad es que el tiempo nos ganó y sin mayor pérdida de tiempo, solicitando permiso entre los acompañantes, estuve en el lugar central.
¡Oh ingrata sorpresa! La "hermanita" que le arrebatara el micrófono a Hamilton, se había adueñado del mismo. Felizmente tenía mi "barra". Le solicitaron que me lo cediera y ¡gracias a Dios!, dejó que hiciéramos nuestro modesto trabajo. La invité a que cumpliera con sus peticiones, diera lectura a ofrendas escritas y una vez terminada su participación, invocamos con mucha emoción al Señor de los Milagros, nos dejara la buena ventura a quienes le entregábamos ese acto de Fe y Esperanza al que todo lo puede.
Sirvió este acto para agradecerle públicamente nos mantenga en este mundo, luego de más de 2 años que estamos viviendo la experiencia del cáncer. Evoqué mis oraciones antes de mi operación en el Hospital Sabogal del Callao y expuse al conglomerado humano mi testimonio de su milagro. Una nueva experiencia y hago votos para que en próximas ocasiones, no existan esas tontas rivalidades entre vecinos que el Señor no aprueba. Los católicos, debemos estar más unidos que nunca en este Octubre de tradición procesional. Gracias.
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